La masacre de obreros del 15 de noviembre de 1911


El 15 de noviembre de 1911 se produjo la primera matanza de obreros en Canarias. Los compañeros Pedro Montenegro González, Cosme Ruiz Hernández, Juan Torres Luzardo, Vicente Hernández Vera, Juan Pérez Cubas y Juan Vargas Morales, fueron los primeros mártires del incipiente movimiento obrero canario. La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria celebraba elecciones municipales.

El Partido Liberal del cacique Fernando León y Castillo (leonino) estaba dispuesto a impedir que el Partido Republicano Federal de D. José Franchy y Roca y las asociaciones obreras, que ya habían obtenido dos actas de concejales por el distrito de La Isleta (Franchy y José Montelongo y Gutiérrez, presidente de la Sociedad de obreros cargadores del carbón del Puerto de la Luz) pudieran obtener otras dos actas por Arenales.

El domingo 12 de noviembre los resultados electorales en los colegios de León y Castillo, Feria y Aguadulce daban una escasa mayoría a los liberales, pero en el de Molino de Viento perdían por un amplio margen. Un testaferro conocido con el apodo de “Padre y Madre” se introdujo en el Colegio y rompió la urna, hiriendo un pedazo de cristal al presidente de la mesa.

Tras el ataque se pospone la votación para el miércoles 15 de noviembre. Los representantes caciquiles prepararon una nueva maniobra. Teniendo de su parte al nuevo presidente de la Mesa, por orden del Gobernador Civil, la guardia de higiene se retira del Colegio y en su lugar se sitúan los municipales, fieles lacayos de la Alcaldía.

Empleados del Ayuntamiento y de Consumos reparten las candidaturas leoninas dentro y fuera del local y, enfrente, en un comité electoral instalado por los liberales, se preparan y envían los “embuchados” (falsos electores del distrito) que, en medio de un abundante reparto de alcohol, son custodiados por los guardias hasta su entrada en el Colegio. En la calle, el inspector Manuel del Río daba el pase a los “electores” del caciquismo, rechazando a los del candidato republicano.

Don José Franchy había estado presente en el Colegio desde las 7:30 de la mañana marchándose a almorzar sobre las 12 del mediodía. Es entonces cuando se propaga por el puerto la noticia de su detención, lo que provoca el abandono inmediato del trabajo por parte de centenares de obreros y su traslado a Arenales, alguno en compañía de sus mujeres, muchas de ellas con niños en los brazos. Ya durante las elecciones del domingo varios candidatos federales habían sido detenidos.

A la una de la tarde Franchy, que volvía al lugar de las votaciones, se encuentra con el nutrido grupo obrero en la Plaza de la Feria, siendo recibido con abrazos y vítores al desmentirse su supuesta detención. Muchos de los obreros se dirigieron entonces al colegio electoral a esperar los resultados.

Esta presencia obrera, pacífica y relativamente pequeña, hizo que se mandara a buscar a la Guardia Civil, de antemano preparada para ello. Al llegar cachean los tricornios a muchos de los trabajadores que permanecían agrupados por las calles de Aguadulce, Pamochamoso y León y Castillo, sin encontrarles arma alguna. La elección continuaba. Todo parecía desarrollarse en una tensa normalidad.

Pero a las cuatro de la tarde la Guardia Civil, por orden del teniente Abella, y aduciendo que alguien les había tirado una piedra, efectúa dos o tres descargas, no hacia el lugar de donde había salido la misteriosa piedra, sino contra los indefensos trabajadores portuarios.

Cayeron muertos Pedro Montenegro González, Cosme Ruiz Hernández y Juan Torres Luzardo. Tres heridos graves fallecerían luego en el Hospital:Vicente Hernández Vera, Juan Pérez Cubas y Juan Vargas Morales. Todos los muertos eran trabajadores y, algunos de ellos, naturales de Fuerteventura, es decir emigrados a Gran Canaria por las posibilidades de empleo en el Puerto de la Luz. Todos eran militantes del Partido Republicano Federal. Cuatro, casados y con hijos; dos, solteros.

Al domingo siguiente, 19 de Noviembre, de unas diez mil personas desfilan en silencio desde la Plaza de la Feria al cementerio, manifestando su protesta sin que apareciese la fuerza pública. Participan en este primer acto de repulsa el comité municipal republicano y los círculos y sociedades del partido, la Juventud Federalista, los periódicos El Tribuno y Avance y las sociedades obreras. Grandes colectas en beneficio de los familiares de los muertos emprenden diversos periódicos y organismos. Con lo recaudado se edificarán viviendas para aquellos, próximas al lugar donde luego se levantaría la Casa del Pueblo de la Isleta.

Uno de los objetivos del ataque del 15 de noviembre fue desarticular a las organizaciones obreras. El 9 de Febrero de 1912, en un nuevo mítin en el Teatro-Circo del Puerto para tratar de los problemas que afectaban a los estibadores, Franchy combatirá ese y otros bárbaros recursos de la oligarquía para hundir el desarrollo del movimiento societario, defendiendo a la “Unión Obrera” de los ataques de que era objeto por parte del Diario de Las Palmas, portavoz del Partido Liberal.

En el primer aniversario de la matanza, una manifestación, que sale del Círculo Republicano Federal, se dirije al cementerio y deposita coronas en las tumbas. El 20 de julio de 1913 se produce otra manifestación de repulsa por el resultado del Consejo de Guerra, que absolvía al teniente Abella, dejando impune la masacre.

En memoria de nuestros mártires, lucha decidida por la independencia y el socialismo.


(*) Los principales datos para esta entrada han sido tomados de un trabajo de 1976 del profesor Agustín Millares Cantero

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