Coronavirus, principio del fin del neoliberalismo de EEUU


Hispan TV


La crisis del COVID-19 puede propiciar el declive del actual orden mundial, basado en un neoliberalismo defendido por un EE.UU. incapaz de afrontar este desafío.

Las consecuencias de la crisis de la pandemia del nuevo coronavirus, denominado COVID-19, cuya rápida propagación está haciendo un verdadero estrago entre la población a nivel mundial, pueden ser variopintas, pero desde luego lo que está más claro que el agua es el inicio del declive de la imagen que proyecta Estados Unidos como una superpotencia ante la opinión mundial.

Una superpotencia que desde hace más de 75 años viene vendiendo o, mejor dicho, imponiendo a muchas otras naciones su modelo político-económico, que en un principio fue el capitalismo para luego reestructurándose en lo que hoy conocemos como el neoliberalismo, como el mejor sistema para regir el destino de miles de millones de personas alrededor del globo traqueo.

Desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial, allá en septiembre de 1945, los estadounidenses se creyeron en el derecho de imponer sus designios a los demás países sí o sí y alterando de este modo las relaciones políticas y la estructura social del mundo, solo porque habían participado y desempeñado un papel fundamental en la derrota de la Alianza del Eje, conformada por el eje de Alemania-Italia-Japón.

Desde entonces, el mundo ha sido testigo de las interminables atrocidades que esta superpotencia es capaz de emplear a fin de prevalecer sus dos modelos político-económicos, el capitalismo y el neoliberalismo, sobre los demás modelos resurgidos tras el fin de la gran contienda mundial.

El neoliberalismo surge como reacción a la intervención del Estado como garante de una mayor justicia social, es decir, del Estado benefactor, y toma fuerza gracias a las debacles de la economía capitalista del siglo XX, particularmente las registradas a finales de los años 20 y la de la década de 1970.

Con la sobrevenida crisis de la letal pandemia del COVID-19 se está viendo como este modelo neoliberal defendido por Washington contra viento y marea no está a la altura de las circunstancias que caracteriza una emergencia sanitaria de esta índole, cuyo brote hasta la fecha ha dejado tras de sí a más de 1 340 000 personas infectadas y más de 74 000 muertes alrededor del mundo.

Estas cifras se vuelven más virulentas en Estados Unidos con un registro de más de 376 000 casos de contagio y casi 11 000 víctimas mortales debido a la apatía mostrada por el Gobierno de Estados Unidos, presidido por Donald Trump, ante esta enfermedad que se detectó por primera vez en un mercado de mariscos de la ciudad china de Wuhan a fines de diciembre.

La tibia respuesta de la Administración Trump ante la rápida propagación de este virus, cuya carga viral es más contagiosa que el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) o la influenza, conocida como la gripe común, en suelo estadounidense ha puesto en evidencia dos cuestiones que son en primer lugar la negligencia, más que premeditada, de la Casa Blanca ante las continuas alertas que difundió la Organización Mundial de la Salud (OMS) a las autoridades mundiales para que pusieran en marcha los protocolos sanitarios oportunos en sus países para prevenir los posibles casos de contagios entre su población local; y en el segundo lugar, la incapacidad constatada de una red de sistema de asistencia sanitaria estadounidense en ofrecer una respuesta adecuada a la afluencia masiva de los pacientes infectados con el COVID-19, en especial, en el estado de Nueva York.

Teniendo en cuenta que ya han pasado más de tres meses desde que se diera a conocer la situación de emergencia sanitaria al que se enfrentaban las autoridades chinas, que ya lo tienen bajo control, resulta muy desconcertante que un dirigente de peso a nivel mundial como lo es el presidente de EE.UU., en este caso Trump, no tomara en serio ni un ápice las alertas de la OMS y siguiera con sus políticas rutinarias como si nada estuviera pasando al otro lado del océano Pacifico.

Son muchos los expertos a nivel internacional que barajan la posibilidad de que este comportamiento del líder republicano esconde en realidad la ineptitud de un gobernante de una superpotencia que todo su poderío se asienta sobre en el modelo neoliberal que se ha implantado y regido en su sistema político-económico, y cuyas teorías pueden estar algo desfasado en lo que concierne al modelo a seguir por una gran parte de las sociedades en busca de asegurar su provenir diario.

Dado que la doctrina neoliberal favorece la privatización de empresas y servicios que estaban en manos del sector público, bajo la premisa de que el sector privado es más eficiente y, a su vez, es partidario de la reducción del gasto social, de propiciar la libre competencia, de las grandes corporaciones, y de debilitar y desintegrar los colectivos de sindicatos, resulta muy evidente la razón del colapso hospitalario visto en los medios occidentales no solo en Estados Unidos, sino que también en Europa, socio primordial de Washington, en cuyas muchas naciones se gobierna conforme al citado modelo del neoliberalismo que considera la economía como el principal motor de desarrollo de una nación, por ello, además de considerar que todos los aspectos de la vida de una sociedad deberían estar subordinados a las leyes de mercado, defiende el libre comercio para propiciar una mayor dinámica en la economía, lo cual, en teoría, debería generar mejores condiciones de vida y de riqueza material.

Es aquí donde algunos analistas, como es el caso del profesor Nader Entesar, decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad del Sur de Alabama (USA, por sus siglas en inglés), sostiene que el efecto negativo más importante y a largo plazo de la crisis del COVID-19 será en el sistema económico mundial y dada la actitud de la Administración Trump y su incapacidad para enfrentarse a los efectos devastadores de esta plaga hará que se merme parte del prestigio global de Estados Unidos, así como se socavará la cultura de intimidación a lo que es asiduo Washington.

Este docente experto en relaciones internacionales estima que la crisis del coronavirus ha desafiado la doctrina del neoliberalismo, especialmente su impacto negativo a nivel global, ya que durante mucho tiempo su implementación ha puesto en duda si el mercado libre puede resolver la mayoría de los problemas de una sociedad y si los gobiernos deberían apartarse de la administración de sus naciones correspondientes.

Por supuesto, añade, no se puede decir que el COVID-19 en sí mismo reforzará el enfoque realista al respecto, pero lo cierto es que obligará a muchos no seguir ciegamente fundamentos capitales del neoliberalismo y, menos aún, no repetirlos como loros.

Así pues, es muy posible que el orden mundial cambie después de que las naciones puedan contener la crisis causada por la letal enfermedad en sus territorios, o al menos en lo que concierne al modelo neoliberal defendida por los occidentales, encabezado por Estados Unidos, dado que son muchas las sociedades a lo largo y ancho del planeta que no comparten en absoluto el actual sistema global, que se parece más al sistema de feudalismo medieval de la servidumbre, basado en la intimidación de unos países sobre otros.


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