República del Rif: gesta anticolonialista


La República del Rif fue una gesta anticolonialista y antiimperialista protagonizada por el pueblo de la región montañosa del Rif (norte de Marruecos), constuida en el territorio liberado del poder colonial español entre 1921 y 1926. Fue derrocada el 27 de mayo de 1926 por las fuerzas coloniales españolas y francesas después de la sangrienta Guerra del Rif, en el cual las fuerzas de ocupación españolas utilizaron armas químicas alemanas contra la población civil. La experiencia de la República del Rif es antecesora y ejemplo para las luchas anticoloniales.

Antes del establecimiento de los colonizadores franceses y españoles, Marruecos estaba nominalmente bajo el imperio de un sultán que gobernaba a través de una estructura estatal conocida con el nombre de majzen (corte). El sultán, aparte de ser monarca absoluto, poseía el título de príncipe de los creyentes, una denominación tradicionalmente reservada a los califas. Así y todo, buena parte del pueblo marroquí rechazaba el gobierno del majzen, aunque aceptara la tutela religiosa del sultán.

El Rif, región montañosa de cultura mayoritariamente amazigh en el noroeste del sultanato, no tenía una estructura de poder centralizada sino una multitud de alianzas creadas a partir de estructuras tribales y ligas políticas. El órgano de decisión era la asamblea, formada por los representantes de la comunidad, que elegían, generalmente por un periodo anual, a un jefe. La tribu más importante del Rif a principios del siglo XX era la de los Ait Wariaghel.

Los españoles penetraron en el Rif al principio realizando pactos con los jefes locales y estableciéndose en pequeñas posiciones que generalmente tenían la forma de blocaos. No se alejaban excesivamente de Melilla, su retaguardia. En 1921 las tribus del Rif central se sublevaron bajo el mando de Abd el-Krim, líder de los Ait Wariaghel, justo en el momento en el que las tropas españolas se aventuraban a establecer posiciones más arriesgadas y desprotegidas, llevando a las tropas colonialistas españolas a la gran derrota de Annual. Esta victoria rifeña dio inicio a una guerra que se prolongó hasta 1926 y en la cual el pequeño ejército local logró, mediante una guerra de desgaste, extender la revuelta fuera del Rif y arrinconar a los españoles en unas cuantas plazas fuertes.

Después de la victoria de Anual en 1921, Abd-el-Krim convocó un congreso democrático, que fue aceptado con un gran entusiasmo por el pueblo rifeño y en el que participaron los representantes de las cabilas. La reunión tuvo lugar el día 18 de septiembre 1921. Abd-el-Krim abrió el congreso denunciando tanto al colonialismo español como al francés: “Nunca hemos reconocido este protectorado y nunca lo reconoceremos. Deseamos ser nuestros propios gobernantes y mantener y preservar nuestros derechos legales e indiscutibles, defenderemos nuestra independencia con todos los medios a nuestro alcance y elevaremos nuestra protesta ante la nación española y ante su inteligente pueblo, quien creemos que no discute la legalidad de nuestras demandas”.

En el mismo acto se acordaron varios puntos importantes, entre ellos la independencia del Rif. Abd-el-Krim fue nombrado emir, se constituyó un Consejo Nacional de Notables, y se fijó el día 18 de septiembre como Día de la Independencia. También, se adoptó el pago por parte de España de una indemnización a los rifeños afectados por la guerra y por la ocupación militar durante los anteriores doce años, el establecimiento de relaciones amistosas con todos los estados y la solicitud de ingreso en la Sociedad de las Naciones (precursora de la ONU).

El Consejo Nacional rifeño celebró varias sesiones aprobando una constitución de 40 artículos, basada en el principio de autoridad del pueblo. Los miembros del gobierno eran responsables ante la Asamblea Nacional. Por ello, Abd-el-Krim fue nombrado presidente del consejo. El siguiente paso fue la formación de un Estado democrático que ponía fin a las viejas estructuras tradicionales. la mayoría de los miembros del gobierno eran jóvenes que no superaban los 45 años. Todos tenían estudios superiores y dominio de idiomas. A nivel jurídico, el presidente Abd-el-Krim abolió la deuda de sangre (venganza) e implantó tribunales de justicia modernos.

En los ámbitos de la sanidad y la enseñanza, el Rif vivía una gran escasez de recursos humanos y materiales. Por lo tanto los rifeños sufrían de muchas enfermedades y los heridos por las bombas de la aviación española, más los heridos de la guerra, aumentaron urgentemente la necesidad sanitaria, tanto en cuanto al personal, como al material necesario. Después de la expulsión de los españoles, Francia y España prohibieron la ayuda humanitaria para el pueblo rifeño, salvo tres expediciones que exclusivamente trataron a los prisioneros extranjeros.

En el ámbito educativo, Abd-el-Krim creó nuevas escuelas, con el objetivo de generalizar la obligación de la enseñanza, convencido de que sin educación no se alcanza el desarrollo social.

Las fuerzas imperialistas españolas y francesas no podían permitir el ejemplo que la República del Rif para los pueblos de sus posesiones coloniales. A sangre y fuego reprimieron esta heroica experiencia revolucionaria del pueblo marroquí, pero no consiguieron doblegarlo.



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