‘Star Trek’, el capitalismo y la ideología


MACIEK WISNIEWSKI 


1) Si bien Star Trek (ST) –la franquicia de series de televisión y películas de ciencia ficción– nació de una “visión” de G. Roddenberry (1921-1991) –por más cursi y discutible que sea en ciertos aspectos– para imaginar otras y luminosas vías de desarrollo (¿evolución?) de la humanidad, incluso más allá del capitalismo, partiendo de los problemas de su época (racismo, sexismo), pero tratando a trascenderlos, su actual “oscurecimiento” (¿involución?) la vuelve ya un mero reflejo del capitalismo tardío y de su degeneración sin siquiera intentar/pretender “movernos adelante”. Hoy en vez de digerir los problemas de la actualidad ST ya sólo opta por regurgitarlos.

2) Las nuevas películas: ST (2009), ST: Into Darkness (2013), ST: Beyond (2016) –dirigidas por J.J. Abrams [Star Wars, SW] y J. Lin [Rápidos y furiosos] (sic)– ya convirtieron a ST en “otra marca de acción” sacrificando los restos de su “pretensión fundacional” –pensar en un futuro más progresista– en el altar del (puro) dinero; pero la nueva serie ST: Discovery’ (2017) “va a dónde la franquicia no ha llegado antes” –a dónde ya dice “reacción”– simplemente reciclando el lenguaje y el imaginario “terrorista/guerrerista” que conocemos de los medios a fin de naturalizarlo (el lavado de cerebro corporativo-militar) hasta el grado de presentar el imperativo “shoot first!” como... “vieja sabiduría de los vulcanos” (sic).

3) Si bien en cuanto a la raza y género ST fue pionera –¡teniente Uhura! (goo.gl/BB0Pk0)– hoy la franquicia, como lo demuestra Discovery con su principal personaje –una mujer afroamericana–, apenas sigue la moda hollywoodense de “ser diverso” confirmando a la vez que si puede haber empoderamiento es más probable que sea “en la galaxia, muy, muy lejana” que en las calles de Estados Unidos (EU) y pasando por alto que lo que más se necesita no es (sólo) “más mujeres negras en la pantalla” sino interseccionalidad (goo.gl/0swNEA) o de plano más solidaridad interracial.

4) La guerra –el eje principal de Discovery– está en el primer plano no (sólo) porque ya es “la única manera de contar las historias” –ST, al contrario de SW nunca ha sido sobre la guerra, aunque ya buena parte de ST: Deep Space Nine (DS9) giraba sobre el tema– sino porque ya es la única manera de vivir, organizar y “acercarse” al mundo. Por más cursi y disparatada que era la vieja obsesión de ST con el “papel de la diplomacia (intergaláctica)”, Trump (Corea del Norte, Venezuela, etcétera) nos hace echarla de menos.

5) La irrupción de la ideología del capitalismo tardío en Discovery parece total: los klingon –los principales villanos reinventados y rediseñados a modo de un “retroceso demonizante”– no sólo “cometen ataques terroristas contra la Federación” –curioso: en DS9 los terroristas, los bajoranos, son todavía “los buenos”, “los heroicos freedom-fighters”, seguramente un resto de la narrativa de guerra fría– sino su lucha como la de los islamistas del EI o Boko Haram a quienes parecen emular –y quienes, como bien subraya Slavoj Zizek, “más que a la penetración del capital temen a la ‘penetración cultural’”– es por la “identidad” (“¡la Federación viene a destruir nuestra singularidad!”) y su preservación (“¡permanezcan klingon!”), más que por el “honor”, como antes.

6) Según los propios guionistas de la serie, sin embargo –algo que no excluye lo de arriba ya que va por el mismo sendero identitarista– los klingon son... los “trumpistas disfrazados” que entran en el camino de la guerra para –literalmente– “hacer a los klingon great again”; así Discovery siendo... “un retrato fiel de lo que observamos hoy en EU” (sic) es –o pretende ser– “una crítica directa de aislacionismo y supremacía racial de Trump” (sic) (goo.gl/pQCvqW).

7) Si el mundo de ST: The Next Generation con sus respectivas películas y spin-offs fue paradigmático para el triunfo neoliberal y el “optimismo del ‘fin de la historia’” con su “tolerancia” y multiculturalismo, Discovery es un ST perfecto para los tiempos post 9/11 y postcrisis financiera, donde la xenofobia e identitarismo –EI, Trump, et al.– parecen la “única política posible”. Así si los klingon son los trumpistas, la Federación son los clintonistas (“liberales”, “diversos”) una dicotomía que más que –otra vez según los guionistas– “ayudarnos a pensar” (goo.gl/FAHHwM) sanciona la dominante [estéril y falsa] división política –soberanistas vs globalistas– apuntando a la vez a la única manera en que el sistema es capaz de perpetuarse: gracias a la existencia/la construcción de un enemigo suficientemente repulsivo.

8) El mundo de Discovery no sólo se rige por la guerra, sino gira en torno a la conversión de la naturaleza en arma (weaponizing nature). La nueva propulsión (spore hub drive) basada en la “red intergaláctica de micelio” (sic) es una “ventaja estratégica” sobre los klingon; en un punto la tripulación –bajo la orden directa “¡conviértanla en arma!” (sic)– “rompe el secreto” de una criatura para hacer el motor más efectivo. Si antes la tecnología sirvió literalmente para que ST saltara “más allá del capitalismo” –la invención de warp drive [junto con el replicador] “milagrosamente” cambió las relaciones sociales–, su uso y abuso en Discovery parece más un salto atrás (a los tiempos de hoy o de Blade Runner 2049).

9) He aquí otra manera en que el nuevo ST más que imaginar el futuro marca los límites del presente: si bien la aparición de los personajes gay –en Beyond (goo.gl/MSiw29), algo curiosamente criticado desde sus propias filas (goo.gl/p5bMqG) y en Discovery, una pareja interpretada por los propios actores gay (goo.gl/ShVkWN)– parece [¡y es!] un avance importante, a la vez se inserta en lo que Zizek llama el “consenso Clinton”, una suerte de mandamiento dirigido sobre todo a la izquierda que reza: “sí, podemos cumplir todas tus demandas culturales, sólo vamos a dejar intacto todo lo demás: la economía global de mercado” (goo.gl/RGZV8q).

10) No sólo la nueva retractación de los klingon como una “secta extremista” es en sí misma racista (“son violentos por naturaleza”) y colonialista (“la humanidad ya evolucionó más allá del racismo, ellos aún no”, goo.gl/2XVGSY) poniendo en duda cualquier pretensión progresista de la serie, sino manda un problemático [y falso] mensaje: “para criticar hoy la supremacía racial de Trump hay que reproducir y emplear todas sus nefastos clichés”. Eso pasa si uno no digiere sino apenas repite lo que observa.


(*) Maciek Wisniewski es periodista polaco [Twitter: @MaciekWizz]


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